Sor Purificación Diaz Triviño en la puerta del comedor social de Triana. / JOSÉ ÁNGEL GARCÍA
ANA S. AMENEIRO 08 Diciembre, 2020 – 05:30h
Voluntarios, profesionales y hermanas organizan la comida en bolsas para el reparto. / JOSÉ ÁNGEL GARCÍA
El comedor de Triana agradece la respuesta de la ciudad a su SOS
La persona que dirige desde septiembre el comedor social de Triana Nuestra Señora del Rosario, institución con más de un siglo de existencia en la calle Pagés del Corro, es Purificación Díaz Triviño (Sevilla 1950).
Nacida en la Puerta Osario en el seno de una familia trabajadora, es la mayor de siete hermanos. Su padre, José Ramón, se ganaba la vida primero como autónomo y luego como trabajador especializado. Su madre, Ana María, era ama de casa al cuidado de tan extensa prole. “En mi familia no hemos pasado hambre, no hemos tenido tampoco muchos caprichos, pero se nos ha inculcado mucho los valores de fraternidad, responsabilidad y honradez”, nos cuenta sobre su niñez.
“SOY INQUIETA, REFLEXIVA, DIALOGANTE Y SIEMPRE ATENTA A LAS GRANDES DESIGUALDADES DE NUESTRO MUNDO”
Su vocación religiosa le llevó con 21 años a las Hijas de la Caridad. Ella fue la primera de su familia en consagrar su vida a Dios y ha estado al servicio de la educación social, la promoción, la inserción y la inclusión de personas mayores, menores y jóvenes en Cádiz, Cáceres, Badajoz y Chipiona. Fue varios años presidenta de la Asociación de Centros Católicos de Ayuda al Menor. En Sevilla ha estado al frente del Hogar Virgen de los Reyes, del Piso-Hogar Virgen Milagrosa y durante seis años presidió además Cáritas Diocesana de Sevilla.
Se define como una hija de la caridad “inquieta, reflexiva, dialogante, siempre atenta a dónde están esas grandes desigualdades en nuestro mundo y a vislumbrar qué nos dice el espíritu con estos signos de los tiempos. Y atenta también a descubrir el rostro de Cristo en estas personas a las que las Hijas de la Caridad servimos y por las que damos nuestra vida”.
Recuerda que el Papa Francisco en la encíclica ‘Hermanos todos’ (Fratelli Tutti) también nos invita a “construir una humanidad nueva, más fraterna, en la que todos nos sintamos incluidos y a que busquemos esa fraternidad que es la que Dios quiere y es la que debemos preparar para las generaciones futuras”.
Sor Purificación es una enamorada de Sevilla. En sus horas libres, le fascina descubrir todos los rincones de la ciudad y se recrea en ellos. Le gusta leer y dialogar con sus amistades. “Yo soy la más feliz del mundo dándome un paseo por Sevilla y tomándome un café con alguna persona con una buena conversación”, cuenta.
A la pregunta de cuál de sus dedicaciones en su larga trayectoria ha dejado más huella, Sor Purificación responde que todos los lugares donde ha estado le han marcado. “Todos los destinos que he tenido han dejado una importante huella en mi vida y de todos he aprendido muchísimo. He compartido mi vida con hermanas extraordinarias, con profesionales buenísimos que han vivido con nosotros el trabajo social con vistas a la promoción, a la formación, a la inserción, a la inclusión. Siempre me he movido en ese campo hacia integración social y laboral, y también en el trabajo con menores y jóvenes. Ahora estoy en una dedicación asistencial que no quiero que se quede ahí, pero nos ha cogido este tiempo difícil de covid. Esperemos que todo esto pase y sigamos soñando”