Las personas son nuestra razón de existir

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Las personas son nuestra razón de existir

Desde la inauguración del Comedor en 1904 no hemos dejado de ayudar a toda persona que por una u otra razón, de forma puntual o más duradera han llegado al Comedor demandando ayuda básica de alimentación, aseo, vestimenta o alguna orientación social.

Os traemos unas pinceladas de algunos usuarios del Comedor como ejemplo de las personas que se acercan a nuestras puertas buscando asistencia.

Gracias a vuestras ayudas hacemos posible suavizar las heridas de la vida de muchas gente.

Constantino, Rumano de mediana edad, se vino de su país para buscarse la vida, ha trabajado de pintor, de limpiador y de peón de albañilería pero actualmente está en paro, no tiene ningún ingreso económico, vive en la calle, durmiendo en una tienda de campaña, lleva viniendo al comedor hace unos 3 años. Nos dice, “El Comedor es muy importante para mí porque no tengo donde ir a comer, ni dinero ni trabajo ni familia, si el Comedor no existiera sería muy malo, no sé qué haría. Me gustaría que el Comedor volviera pronto a abrir con normalidad para poder comer caliente en el salón y no que ahora tengo que comer como puedo en la calle pero sobre todo me gustaría encontrar un trabajo que me deje tener un techo donde vivir.

Antonia, Sevillana de 58 años de edad, nos comenta que tiene que venir al Comedor porque tiene una paga muy chica que no le llega para comer, nos dice “Tengo que venir para poder comer y porque aquí me tratan muy bien y me gusta hablar con las hermanas y con los voluntarios que son una maravilla” si no existiera este centro me encontraría fatal, menos mal que puedo venir y así voy viviendo.

Francisco, vive con su hermano, está viniendo al comedor desde hace dos años porque no tiene absolutamente ningún ingreso, hace dos meses que se le acabó la pequeña paga que cobraba. Se le nota paciente con esta circunstancia. Nos comenta “El Comedor para mi es algo muy bueno para poder salir adelante, es fundamental, es mi sustento básico porque si no a ver como viviríamos. Si el comedor no existiera me moriría. Gracias a Dios que tenemos el Comedor



Manuel, es de Sevilla y tiene 84 años, nos comenta que hace 13 años que viene a comer porque tiene una paga muy corta que utiliza para poder pagar raspando el alquiler, la luz y el agua de donde vive, después no le queda dinero para nada “Voy tirando como Dios quiere, por lo menos aquí tengo la comida segura. Para mí el Comedor es todo, es mi vida porque si no me dieran de comer aquí tendría que gastarme la paga en la comida y tendría que vivir en la calle.

El comedor es esencial y las Hermanas de la Caridad me tratan muy bien y si me hace falta rellenar algún papel enseguida me ayudan, estoy deseando que abran el patio cuando pase el covid para poder venir por las mañanas y hablar con los amigos porque estoy muy solo.

Maxi, un español de 29 años, huérfano, ha estudiado con mucho sacrificio la carrera de empresariales, ha estado trabajando pero actualmente se encuentra en paro y vive en la calle, una circunstancia que lleva muy mal y por ello no cesa de buscar trabajo para que le cambie la vida. Viene al Comedor desde octubre de 2019 donde desde por la mañana se encontraba con otros usuarios en las mismas circunstancias que se animaban a buscar empresas para enviar curriculum vitae a través del aula de informática.

Él mismo nos dice……“El trato en el Comedor es fantástico, es mi sustento y su Acogida es mi hogar, me distraigo, me socializo en vez de estar por la calle sin saber que hacer. Este es el único Comedor donde desde por la mañana se puede estar haciendo algo, cuando pase la pandemia”.

Ni que decir tiene que todas las personas acogidas por el Comedor tienen la entereza de pedir ayuda –no es fácil ponerse en la cola de un comedor social- para poder tener una vida más digna y a la que el Comedor no puede mirar para otro lado, como si no sucediera nada. Estamos habituados a que lleguen personas necesitadas a nuestra puerta pero no nos acostumbraremos nunca a dejar pasar la vida sin intentar con cada uno de ellos, encontrar una salida satisfactoria que no les haga depender de este Centro.